La lista de representaciones culturales occidentales en torno al amor y las pasiones sería inacabable: desde la mitología griega y sus tragedias, pasando por la escolástica cristiana, el amor cortés, el Siglo de Oro y el romanticismo del XVIII y parte del XIX, hasta las expresiones culturales más populares o alternativas de nuestros días, se ha dado testimonio de los estragos causados por alguna idea de amor.
En el plano de lo real, seguimos sufriendo a los creyentes que exterminan al otro en nombre del amor a un Dios; a todos los nacionalistas que continúan lanzándose a su mutua destrucción por amor a alguna patria o mátria; a adolescentes que entienden los rasgos celotípicos como signos de amor verdadero; a la madre que mata a sus hijos para que no sufran; a revolucionarios que dan la vida o la quitan por amor a alguna idea de revolución social; o al amante que decide matar a la amada (o al revés) al ver que pierde su amor.
¿Cuál es la responsabilidad de la cultura en todas estas paradojas? ¿Cuántas situaciones dramáticamente preestablecidas hemos vivido en nuestras historias de amor? ¿Qué placeres o fantasmas se ocultan tras la máscara de las creencias en torno al ideal del amor? ¿Podría ser que la principal causa de los conflictos sociales no sea el odio sino un exceso de amor ciego? ¿Qué efectos tendría sobre el orden social la desidealización del amor? ¿Y sobre nosotros?
En la exposición Palabras de amor, Núria Güell, a través de una acción inaugural, una videoproyección y una fiesta de clausura con música en vivo, se cuestiona las representaciones instituidas y los mandatos culturales aprendidos en torno al amor pasional y sus consecuencias.
Núria Güell (Girona, 1981) coquetea con los poderes establecidos, une fuerzas con colaboradores que están al tanto del proyecto y aprovecha los privilegios que le ofrecen las instituciones artísticas con las que trabaja, así como aquellos que disfruta como española y europea, para analizar la forma en que las estructuras de poder afectan nuestra subjetividad y tratar de cambiar esas conexiones. Las recientes exposiciones en solitario de Güell incluyen exhibiciones en MUSAC, León (España) y en el Maczul Museo de Arte Contemporáneo de Maracaibo (Venezuela) en 2018, el Middlesbrough Institute of Modern Art y el Project Arts Centre en Dublín en 2016, el Vienna Brut Konzerthaus en 2015 y la Salle Zéro en La Habana en 2013. También trabaja regularmente con varios centros artísticos y sociales autogestionados. Núria Güell está representada por la ADN Gallery en Barcelona. La práctica artística de Güell se centra en el análisis de cómo los dispositivos de poder afectan nuestra subjetividad, sometiéndola a la ley y a la moral hegemónica. Los principales recursos que utiliza en su trabajo son coquetear con los poderes establecidos, la complicidad con diferentes aliados y el uso de privilegios que tienen las instituciones artísticas con las que trabaja, así como aquellos socialmente concedidos a ella por ser española y europea. Estas tácticas, diluidas en su propia vida, se desarrollan en contextos específicos con la intención de cuestionar identificaciones comúnmente asumidas y provocar una ruptura en las relaciones de poder.