Las obras y las instalaciones inmersivas de Bianchi crean un lugar donde lo orgánico se aleja y lo industrial es antropomórfico. El artista argentino se interesa por cómo estamos conectados con los objetos y cómo estos afectan a nuestra vida cotidiana. Sus obras remodelan nuestras percepciones para crear una configuración espacial indistinta de cuerpos y cosas. Para “Inflation”, Bianchi procesa objetos descartados, mayoritariamente piezas de automóviles y materia orgánica como bioplásticos, tratando de forzar la integración entre mundos en conflicto. Las estructuras se complementan con los sonidos familiares, aunque a menudo ocultos, de los subproductos de los sistemas corporales vivos y sus funciones cotidianas normales, como los ronquidos, los gases, las exhalaciones y los suspiros. Estos sonidos se convierten en la banda sonora de una serie de vídeos donde se registran las aventuras de personajes peculiares con cuerpos desbordados. Creando ambientes que mantienen una naturaleza abstracta mezclada con precariedad y humor, la maquinaria de trabajo ficticia de Bianchi replica el proceso del sistema digestivo.