El vídeo Love Affair de Katja Aufleger nos lleva a un espacio interior totalmente oscuro, donde aparecen, brillando sucesivamente, diferentes bombillas de uso cotidiano, que acaban siendo el blanco de disparos, una tras otra. La cámara fija proporciona una vista única. No se llega a saber quién dispara, pero el sonido es el de un rifle de aire comprimido. Puede que disparen de cerca. Puede que sea el artista quien dispare. La única información que tenemos es que un tirador oculto y desconocido destruye una serie de objetos. Unos objetos que se emplean para iluminar espacios y entornos, y que se convierten en el blanco de disparos. Algunas luces simplemente se apagan, mientras que otras se rompen. Dependiendo de las propiedades del material, estallan con el primer disparo o progresivamente tras varios disparos. Los trozos de cristal rotos que se estrellan contra el suelo sugieren una vaga noción de un vacío imposible de definir por los límites establecidos de la percepción.