El título María Elena hace referencia a un pueblo minero del norte del desierto de Atacama, Chile. El pueblo, situado al lado de grandes depósitos de nitratos en los cuales se  producía salitre, fue fundado durante la década de 1920. En este vídeo, que entrelaza imágenes concretas con imágenes poéticamente abstractas, Melanie Smith crea un retrato muy íntimo de esta región. Muestra, sobre todo, la fuerte influencia del pasado colonial de algunas regiones de la América Latina: el colonialismo como padre de la era industrial moderna y como precursor de los daños al medio ambiente causados en la era de la globalización.

El trabajo de Melanie Smith alcanza una amplia gama de medios. A pesar de producir obras con referencias constantes a la pintura, la artista no se considera pintora. En su obra destaca un juego continuo entre la farsa (que implica lo absurdo, la burla y la parodia) y el artificio (entendido como «artificialidad» o «engaño», y, en última instancia, como «artificio de la razón»); conceptos que Smith aplica a la sociedad contemporánea y al que se ha denominado como «modernidad barroca». La artista describe su obra como un «palimpsesto gigante», un conjunto de piezas confeccionadas con una gran variedad de medios que van desde el vídeo y la fotografía hasta la pintura y las instalaciones.

Melanie Smith nació en el Reino Unido pero se estableció en México en la década de 1990 para hacer su carrera. Smith pasó de las tensiones políticas y económicas de la Gran Bretaña de Thatcher al México de 1989. Allá fue testigo del impacto de la modernización capitalista, la globalización neoliberal, el hiperconsumismo, el desarrollo de una economía informal paralela a la fabricación tradicional y los continuos fracasos y colapsos de la modernidad.