Este proverbio etíope pone de relieve cómo la cultura contemporánea ha reducido el café a un simple combustible para la productividad. Coffee Ceremony ofrece un contrapunto, volviendo a la sabiduría ancestral a través del acto simple pero profundo de desacelerar. El ritual comunitario se desarrolla como una coreografía meditativa, guiada por la Musa del Café y acompañada por un músico. En su culminación, la ceremonia estalla en júbilo: intérpretes y participantes se disuelven en un baile despreocupado, cuyos movimientos afirman la alegría y la intimidad que crea el ritual compartido.
Capturado en una sola toma sin editar, el vídeo resiste el ritmo acelerado de los medios contemporáneos e invita a entregarse a un ritmo temporal distinto, uno que honra la comprensión etíope de que la verdadera comunión no puede ser apresurada. La obra se convierte en una meditación sobre un conocimiento que solo puede transmitirse a través de la presencia y la experiencia, planteando una pregunta para nuestro tiempo: en nuestra prisa por consumir y producir, ¿qué conexiones humanas esenciales permitimos que desaparezcan?