Fito Conesa se formó en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, ciudad en la que vive y trabaja. Con una obra poliédrica que abarca la instalación, el vídeo y la exploración sonora, algunas de sus obras se plantean como una exposición del propio artista y de su contexto geográfico de origen; otras incorporan distintos elementos de la historia cultural y del mundo contemporáneo; y otras diseccionan lo cotidiano.
Desde 2008, ha expuesto en espacios como el Aparador del Museu Abelló de Mollet del Vallès (2008), CaixaForum de Tarragona (2009), Centro Cultural Español de Santo Domingo, República Dominicana (2014), La Naval de Cartagena (2015) y Espai 13 de la Fundació Joan Miró de Barcelona (2018). Su obra se encuentra en colecciones como la de la Fundació Banc Sabadell, la Universidad de Granada, el Ayuntamiento de Valls y el MACBA de Barcelona.
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House of Chappaz nace de la evolución y transformación que ha tenido la galería Espai Tactel tanto a nivel laboral como personal desde su fundación en 2011, manteniendo su esencia, pero ampliando su campo de acción. Esta transformación se ha dado de una manera natural y su objetivo es que la galería fundada en Valencia por Ismaël Chappaz, y a la que en 2018 se añadieron Oriol Armengou y Ferran Mitjans (Toormix), siga creciendo, expandiéndose y creando nuevas alianzas para seguir difundiendo sus líneas de acción y sus ideas en pos del arte contemporáneo más actual.
Siguiendo las líneas marcadas por el proyecto anterior, y centrándose en temas como el futuro, las teorías de género, la estética contemporánea y muchos otros, House of Chappaz es un proyecto que evoluciona con el tiempo a través del riesgo y la apuesta por jóvenes (y no tan jóvenes) talentos muy prometedores.
A lo largo de los siglos se ha debatido mucho sobre el significado de la música y de la composición como formas lingüísticas. Aunque resultaría complicado afirmar la universalidad del lenguaje musical sin caer en generalizaciones apresuradas, se puede decir que la música también es una herramienta de comunicación, con sus códigos específicos de expresión y representación, una entonación y un vocabulario propios.
Como en el caso de la variedad lingüística (‘dialectos’) para distinguir los hablantes de un mismo idioma, en ámbito musical también se puede diferenciar entre géneros o estilos diversos. Según la clasificación académica, los factores a tener en cuenta en este caso serían la ‘instrumentación’, el ‘diseño’ y la ‘intención’ de una composición, así como sus ‘particularidades culturales’ y el ‘entorno histórico y geográfico’ de su producción.
De acuerdo con esto, se pueden identificar géneros que utilizan instrumentos musicales clásicos o acústicos, y otros que están producidos de forma virtual, con matices electrónicos y sintetizadores; hay géneros que son una mezcla de músicas distintas, y otros que reivindican su purismo. Algunos siguen una partitura exacta y otros se basan en la improvisación. Existen composiciones pensadas para acompañar el canto o el baile, así como para causar momentos de recogimiento y reflexión. Existe la música tradicional o popular, así como la evangélica o religiosa. Existen ritmos fruto de movimientos juveniles de oposición al sistema, así como letanías repetidas a un santo o melodías de reivindicación obrera.
Como quiere mostrar esta selección de vídeo, podríamos decir que la música es un fenómeno híbrido, diverso, plural, heterogéneo, pero presente en la cotidianidad o en la memoria de cada uno. Una herramienta de comunicación con un fuerte carácter político, social, litúrgico, visionario o de entretenimiento.
Así, en Helicon (2018) del artista Fito Conesa (Cartagena, 1980), escuchamos un canto místico dirigido a la Tierra antes del Apocalipsis; y en Reclamar el eco (2012) de Marco Godoy (Madrid, 1986) los lemas pronunciados en las manifestaciones de protesta en España. Amapola (2017) de Teresa Serrano (Ciudad de México, 1936) propone una triste melodía que celebra la resistencia simbólica de la flor ante secuestro por la red de narcotráfico en México, mientras que Glorias de un futuro olvidado (2016) de Adrián Melis (La Habana, 1985) presenta un grupo de mujeres que recuerdan su pasado en la época de la Cuba Capitalista a través de unas canciones. Por otro lado, Wonders (2016) de Carles Congost (Olot, Girona, 1970) utiliza recursos cercanos al biopic musical y a la performance para reflexionar sobre las repercusiones sociales y personales del éxito y el fracaso; y Dancehall Weather (2017) de Cecilia Bengolea (Buenos Aires, 1979) propone una mezcla de varios videos coreográficos filmados entre 2014 y hoy, dónde la música de dancehall constituye un importante momento de afirmación y agregación.
Podríamos reafirmar, entonces, que el significado (o interpretación) que se atribuye a la música tiene que ver, esencialmente, con el horizonte cultural desde el cual se produce o se escucha, pero que su existencia se constata de un lado a otro del planeta, como una resonancia, una repercusión, o un reflejo continuo. Un eco infinito más allá de tiempo y espacio.
Ménagerie es un término del francés que podría traducirse como «casa de fieras», «exhibición de fieras» o «albergue de fieras» y que designa a un establecimiento histórico destinado a albergar y a presentar animales salvajes en cautividad, bajo tutela humana; por lo general, los animales allí exhibidos en su mayoría eran exóticos para el lugar en que se encontraban.
Fito Conesa y Siddarth Gautam Singh plantean romper esta idea antropocéntrica del catalogar, hacinar y querer poner un orden totalmente inquisitorial a lo natural, como quien en una fotografía encarcela un momento y reniega de la sinestesia invisible.
A mediados del siglo XX el compositor francés Olivier Messaien ya nos planteó (seguramente sin conocimiento de ello) otra maneras de abordar esta idea de clasificar la naturaleza y congelar el tiempo. En su Catálogo para pájaros se acercó a una nueva posibilidad de abrazar la naturaleza, un intento poético por establecer algún tipo de registro sonoro de melodías y cánticos de pájaros traducidos a lenguaje musical, casi como cuando tarareas una canción y después intentas sacar torpemente la melodía en un piano.
Esta Ménagerie contemporánea se presenta como un cadáver exquisito de seres que habitan indistintamente el pasado, el presente y que seguramente sean los que dibujen el futuro. Imaginemos por un momento (y en un ejercicio de concentración radical) que dentro del permafrost o hielo fósil también se esconden nuevas posibilidades, el hielo que aceleradamente deviene agua no sólo encierra antiguas bacteria y seres, si no que quizás (y en un contexto de positivismo extremo) esas especies congeladas en el pasado serán las que reorganizarán el futuro.
Nos proponen un recital de sonidos antiguos, iridiscencias y un ecosistema nuevo que se formalizará en un espectáculo que por una hora nos presentará diferentes capítulos de estos seres y narrativas no humanas.
Los cruceros atraviesan el Mediterráneo desde Barcelona uniendo puntos en un entramado de caprichosas constelaciones, como quienes unen números en un pasatiempo de manera reiterada una y otra vez hasta que el papel se agrieta. El negacionismo tardocapitalista es en realidad la consecuencia natural de nuestro miedo a no saber gestionar el colapso, el cambio, las malas noticias. No somos capaces de entender la acción y el movimiento más allá de la culpa que nos bloquea.
Anoxia. Un preludio constante es una ópera que, de manera gradual, va relatando algunas de las problemáticas más evidentes a las cuales se ha sometido el mar Mediterráneo; un canto visual que expande nuestra cuestionable convivencia y narra en glissandos térmicos las oscuridades que se acontecen pero que no se estancan en la fatalidad como única melodía posible. Es un trabajo audiovisual construido en varias fases, con voces diversas, sensibilidades múltiples y complicidades reales; una naumaquia en tres actos.
La exposición en las instalaciones de Centre d’Art Tecla Sala se divide en dos partes. Una antesala a modo de obertura a la pieza principal que da título al proyecto y por otro lado, la proyección de esta ópera prima en una pantalla de gran formato situada en la parte posterior de la sala. En el espacio obertura o prólogo se podrá ver y consultar todo el material de proceso y preparación, tanto de la parte compositiva como de la conceptual.
Dicho material proviene de múltiples archivos municipales y museísticos y junto con las partituras y otros elementos / objetos (planos, textos, pequeñas esculturas, hemeroteca que han ido apareciendo a lo largo de la investigación) situarán al espectador en un marco conceptual, emocional y político específico.
Anòxia, una ópera en tres actos propone distintos acercamientos a las problemáticas actuales del mar Mediterráneo.
*La anoxia es la carencia (o casi) de oxígeno respirable en las células, los tejidos de un organismo o en un sistema acuático.