La trayectoria de Art Larson desafía cualquier intento de tipificación e, incluso, cuestiona esa necesidad —propia del campo del arte— que empuja a prestigiarse a partir de una literatura crítica que la narre.
El fracaso en las expectativas, el equívoco como fundamento epistemológico, la escatología o la posición social del artista son algunos de los temas que comparecen en La sombra del dominguero, un título que alude a cierto carácter hilarante, a cierta risa política y en absoluto frívola, desde la cual afronta Larson la mayoría de sus piezas.
En contraposición a las grandes decisiones y los proyectos definitivos, en estos trabajos se aprecia que todo puede ser una cuestión de énfasis, parafraseando el título del libro de su compatriota Susan Sontag. Sin embargo, la intensidad también significa moverse por territorios aparentemente contradictorios, entre lo que carece de acabado o presenta un acabado amateur y el virtuosismo formal, entre la performance humorística y el documento videográfico.
El filósofo francés Jean-Luc Nancy escribió en La comunidad desobrada (1983) que la desobra no es una apología de la inacción, sino un alegato para producir mediante posiciones indetectables, un hacer obra desde cualquier sitio y mediante cualquier material, con el objetivo de desembarazarse de las dos preguntas ontológicas por antonomasia: ¿esto qué es?, ¿esto qué significa?
Diríamos que dicha pulsión se observa en las propuestas de Art Larson, las cuales cabe entender no solo por lo que tienen de procesual, sino, sobre todo, por aquello que las aleja de un relato entregado a la coherencia o al discurso sin fisuras.
En este sentido, son precisamente los restos lo que impide al arte cerrarse en sí mismo, enseñorearse dentro de sus límites. Son los residuos con los que de alguna manera opera Larson aquello mediante lo cual logra un lenguaje modulable, un idioma que salta desde la sensibilidad hasta el humor, desde lo frágil a lo improcedente.
Viendo las piezas reunidas en La sombra del dominguero uno se interroga sobre qué sería del museo si este no hubiera desestimado las formas tentativas, si en vez de abrazar los más diversos dogmatismos, en las salas de exposiciones se transitase por una suerte de viaje hacia ningún sitio, una odisea desde todos los lugares y desde ninguno en particular.
En esta antología de trabajos performativos, plásticos y videográficos, Art Larson (San Diego, 1962) investiga los límites de la risa, cuestiona la posición social del artista y la noción de trabajo en el campo creativo.
Pedro Costa (Lisboa, 1959) es uno de los cineastas más apreciados por los nuevos públicos de cine y por la crítica internacional, sobre todo desde la realización de En el cuarto de Vanda (2000). Su último largometraje, Vitalina Varela (2019), recibió el Leopardo de Oro al mejor filme en el Festival de Locarno.
Su posición más característica se afianza sobre los temas que plantea tanto como en los modos de producir las imágenes, incluyendo en esto último los aspectos técnicos y estéticos y haciendo hincapié en la dimensión del trabajo (economía, estructura de la producción, tiempos de rodaje y edición, modos de relación, etcétera).
Canción de Pedro Costa es una exposición concebida para La Virreina Centre de la Imatge, en la cual se aborda la obra del cineasta desde una perspectiva concreta que caracteriza su devenir y ensaya lo que podría ser uno de sus futuros inmediatos. La exposición gira en torno al rostro, la voz y la canción como señales de lo más particular de cada persona, pero también respuesta a la presión conjugada de la Historia con la historia de cada cual, respuesta al trauma y a lo que falta.
La exposición se articula a partir de diez obras, con títulos alusivos a la idea de canto: Casa de lava – cuaderno (libro de artista, 1994) y Cancionero de Fogo (vídeo documental para visualizar el contenido del cuaderno), Balar de Balibar (proyección, 2009), Canción de Ventura (proyección, 2014), Nuestras voces no cantarán más (conjunto de tres obras independientes proyectadas en distintas salas de la exposición, 2022), Canto de piedra (cinco fotografías sobre papel, 2015), Morna de sombras (instalación con cinco proyecciones sobre pantallas suspendidas del techo y banda sonora, 1994-2022) y Canciones para evitar el suicidio (instalación compuesta por las obras Acerca del suicidio y A la pequeña radio, ambas de 2022).
Las cinco obras independientes que se reúnen en Canciones para evitar el suicidio y Nuestras voces no cantarán más han sido producidas ex profeso para la exposición Canción de Pedro Costa. Morna de sombras presenta variaciones significativas respecto a ocasiones anteriores. Balar de Balibar, el fragmento de la película Ne change rien, se presenta de este modo por vez primera.
La exposición se acompaña con la edición de un ensayo titulado igualmente Canción de Pedro Costa, escrito por el comisario de la muestra, Javier Codesal.
Si los dispositivos digitales acumulan tantos datos es para proyectar todo tipo de pronósticos de futuro. Es la función de los algoritmos, que han tomado el relevo de los antiguos oráculos. Sin embargo, estos nuevos augurios tienen todos los puntos para cumplirse: cuando predicen el futuro, descartan del presente todo aquello que no lo hace posible. Asimismo, editan el pasado sólo en relación con la predicción que han hecho. Mediante estas lógicas, la predicción se ha convertido en una herramienta para refinar las posibilidades de lo que quede ser vivido y pensado en el futuro.
Esto tiene lugar ahora mismo, al amparo de las sociedades de la urgencia donde no hay tiempo, el presente se empequeñece y solo queda la esperanza del futuro. La predicción surge como la fuerza capaz de volver a expandir el tiempo, de volverlo a recuperar, pero también revela y nos permite ver qué pasa con la memoria en un régimen de datos en el cual las imágenes depositarias de la vida se han hecho videntes y dicen cosas que no sabemos.
He aquí algunas de estas nuevas sibilas. Al consultarles sobre la pasada Bienal 2064, el gran acontecimiento del arte inmersivo, acabaron hablando de obras olvidadas, de sinergias marginales, de visiones descartadas a lo largo de cuarenta años. Son grietas, como las acciones de Kriska Li en los años treinta, los hechos de la sonda Voyager, el anarcronismo, las corrientes psíquicas de los cuarenta, los AIconostásicos… experimentos destinados a estropear el augurio, a interrumpir la predicción, a desertar del futuro. Muchas de estas corrientes coincidieron en la asunción de que el pronóstico también es capaz de desactivar el augurio —otro de los efectos de la ruptura del tiempo causal generado por las tecnologías cronopolíticas. Si un modelo es capaz de sugerir la aparición de una amenaza, también puede propiciar la aparición de falsos positivos: demostraciones polémicas que pongan en solfa el determinismo de la predicción.
Comisarios: Roc Albalat, Jorge Luis Marzo y Arturo fito Rodríguez, miembros del colectivo Ángela Novo
Artistas: Roc Albalat, Clara Boj y Diego Díaz, María Cañas, Col·lectiu Estampa, Nuria Giménez Lorang, Jorge Luis Marzo, Júlia Montilla, Àngela Novo, Roc Parés, Arturo fito Rodríguez
Entrada gratuita
Las obras del artista se caracterizan por desencadenar procesos de investigación muy arduos, que exploran los regímenes históricos, políticos y científicos bajo los cuales se desarrollaron las sucesivas culturas de la imagen. Así, desde una comprensión experimental del documento, cercana a los cineastas de vanguardia o a los precursores en ingeniería óptica, sus trabajos no solo adoptan diversos lenguajes que van de la fotografía a la performance, del cine expandido a la instalación, sino que también plantean claves de lectura igualmente variadas. Asimismo, Julià opera con procedimientos análogos a los de la tradición microhistórica, pues rescata aspectos a veces anecdóticos o desatendidos por los relatos imperantes, que sirven para abordar aquellas especificidades contextuales en las que lleva a cabo cada proyecto.
Notes on the Missing Oh (2009-2015), un conjunto de piezas acerca de la banalización y espectacularización de la guerra; Cat on the Shoulder (2013-en curso), en torno a los vínculos entre máquina, dispositivo y cuerpo; o Ruinas da Fala (2009-2011), donde recorre la experiencia de los falansterios fourieristas en Brasil durante el siglo xix, son algunos ejemplos que dan cuenta de sus exploraciones alrededor de lo que podríamos denominar una arqueología tecnológica sobre la producción, distribución y consumo de imágenes.
Desde otra perspectiva, el uso simbólico e ideológico de la arquitectura, en propuestas como Truc Trang Walls (2006) y, sobre todo, We Used to Talk About Objects as Found (2010); las conflictivas relaciones del utopismo centroeuropeo con la colonización, en Marcus Spring Cottage (2008); la violencia a modo de gesto iconoclasta, en Marginalia I – XI (2017), o reflejo de una masculinidad agonista, en Hot Iron Marginalia (HELMETCAM) (2017), así como la prolongación y traducción del imperialismo a través de la industria del entretenimiento hollywoodiense, en A Very White Flower (2020), constituyen una posible estructura temática para esta exposición en la que Julià analiza qué potencialidades esconde lo incomprendido, lo fragmentario, lo fracasado y aquello que careciendo de una utilidad normativa —lo inútil a que se refiere el título de la muestra— expresa el tamaño, la belleza y el alcance de ciertos empeños.
Finalmente, cabe señalar la inclusión de dos proyectos concebidos para La Virreina Centre de la Imatge: la pieza Exercise for an Overexposed Landscape (#3) (2021) y America’s Sweethearts (2021), en coproducción con el Centre d’Art La Panera de Lleida, un trabajo sobre el cierre de las salas de cine durante la pandemia que recupera el pavimento de uno de estos espacios para el ocio cultural. También se presentan, semanalmente y en distinto horario, las performances The Penitential Tyrant: Dolores Is Pain (2019) y The Captain, the Girl and Politics as Applied to Appetite (2010).
Desde los años sesenta del siglo XX son ya varias las generaciones de artistas de vanguardia que han integrado en sus procesos de producción elementos que se relacionan con las actitudes e imaginarios de la música pop. Artistas tan relevantes como Andy Warhol, Vito Acconci, Dan Graham, Nam June Paik, Joseph Beuys, John Baldessari, Rodney Graham, Tony Oursler, Christian Marclay, Mike Kelley, Douglas Gordon, Jeremy Deller o Damien Hirst, entre un largo etcétera que llega hasta hoy, se han aproximado a este género en algunos de sus trabajos más destacados, llegando en ocasiones a colaborar con diferentes bandas de rock o incluso a grabar sus propios discos. Del mismo modo, músicos tan significativos como John Lennon, David Bowie, Pete Townshend, Syd Barret, Brian Eno, Alan Vega, David Byrne, Laurie Anderson o miembros de bandas imprescindibles de las dos últimas décadas como Sonic Youth, REM, Blur o Franz Ferdinand se formaron en escuelas de arte antes de dedicarse profesionalmente a la música.
Bajo estas coordenadas, y teniendo en cuenta que los orígenes del videoarte son casi paralelos a los de la música pop, el proyecto se divide en dos secciones:
1- Pop y videocreación. Genealogías compartidas
Reúne más de treinta piezas significativas de la historia del videoarte y el cine experimental desde los años sesenta hasta 2013 que se relacionan formal o conceptualmente con las iconografías del pop y el rock, con obras de Andy Warhol, Nam June Paik, Yayoi Kusama, Dan Graham, Tony Oursler, Vito Acconci, John Baldessari, Christian Marclay, Douglas Gordon, Candice Breitz, Jeremy Deller, Mark Leckey, Jon Mikel Euba y Largen & Bread, entre otros.
2- Música para tus ojos. Artes visuales y estética del videoclip
Esta sección es un recorrido por la historia de videoclip musical en el que se revisan las trayectorias de algunos de los más significativos realizadores de los últimos cuarenta años y sus conexiones con las artes visuales y el cine contemporáneos, e incluye un programa vídeos musicales realizados por artistas como Andy Warhol, Tony Oursler, Judith Barry, Robert Longo, Joan Morey, Damien Hirst, Ana Laura Aláez, Carles Congost, Pipilotti Rist, Rodney Graham, Dara Birnbaum, Joseph Beuys, etc.
La exposición itineró el noviembre de 2015 al Pera Museum de Estambul. Ver más
Javier Panera habla sobre la exposición: