Ella ha aprendido a escupir y se entretiene dejando pequeños charcos de saliva que esparce con la mano o con el pie. Ahora se sienta en mi regazo, mirando hacia mí, entrelazadas, alarga las manos hacia mi cara y me pone los dedos en la boca, me quiere coger la lengua, tocarla, estirarla. Es raro y molesto, pero la dejo explorar, los dientes, los labios, la saliva. Saca su lengua hacia fuera, dice aaaaaaahhhh sonriendo, insistente, quiere que nuestras lenguas se toquen. Alguien dice que eso no está bien, que hay demasiadas bacterias en la boca. Pienso en cómo salió de adentro mío hace poco más de un año, en cómo sigue alimentándose de mí cada día cuando mama, leche, que sale de mí y que mi cuerpo sigue fabricando y me sigue pareciendo mágico. Dice las primeras palabras, mamá, teta, agua, no. Nuestras lenguas se tocan y se hacen cosquillas.
Una exposición oral parte de la lengua como un órgano, un músculo de la boca, como un miembro o una extremidad que gesticula en la oscuridad y la humedad de la cavidad bucal y que comunica exterior e interior enlazando nuestro cuerpo con el entorno. Una exposición oral quiere penetrarnos mientras penetramos en ella y en cada uno de los proyectos que reúne; invita a chupar, a chorrear, apela al cuerpo al corazón a la carne, rehúye el ojo —la mirada— como único órgano posible para acercarnos a las prácticas artísticas. Si los ojos son como dos canicas atadas por un hilo a nuestra cabeza, la lengua es un pedazo de carne que vive en la cueva oscura, húmeda, llena de olores, bacterias, rastros de nuestras prácticas alimentarias, sexuales, amorosas, tóxicas, líquidas, y que sale para hacer sonar el aire contra los dientes, contra el paladar, que se mueve para lamer succionar saborear dar placer e irreverencia, que hace que la boca no sea sólo un agujero sino la guarida de la bestia, que no sea sólo un orificio o una entrada, también un canal de salida, flujo, umbral; un punto de encuentro, de contacto, de sabor, de placer, la posibilidad del erotismo.
Sounds of Our Cities es un proyecto basado en la investigación y la transferencia de conocimiento entre arte, tecnología y espacio social. La exposición que se deriva del proyecto, recoge las propuestas de arte sonoro que se han desarrollado en dos ciudades: en Roeselare (barrio de Krottegem), y Barcelona (barrio de Sant Andreu). En ella se reflexiona sobre la identidad cultural en relación a la comunidad y el silencio. A partir del recuerdo y la memoria, los 11 proyectos realizados ofrecen un paisaje ficcionado donde imaginar otras realidades o experiencias; nuevas ciudades que no distan tanto de los territorios cartográficos que entendemos como reales y existentes. Se trata de una oportunidad para imaginar lo utópico o distópico a partir de elementos de memoria.
La exposición en Barcelona presenta un punto de información situado en el Centro Cívico Sant Andreu, y a su vez, se expande fuera del espacio expositivo. A partir del trabajo de cada artista y de las historias recogidas de personas del distrito de Sant Andreu, se realizan instalaciones sonoras en varios puntos significativos del barrio, creando así una «ciudad imaginada» donde el sonido y el espacio forman una nueva realidad.
Los y las artistas que participan en la exposición comparten metodología y sensibilidad ante temas como la memoria colectiva, la recuperación de voces y los imaginarios de la ciudad. Cada artista presenta la colectividad y el trabajo sonoro desde una perspectiva diferente: estableciendo procesos de colaboración como punto esencial de su trabajo, creando resultados más performativos, o partiendo del objeto o el espacio arquitectónico como estrategia de recolección de historias y experiencias.
En la exposición participan los siguientes artistas: Donia Jourabchi con la participación en el taller de Natalia Domínguez, Aleix Plademunt, Wingel Gilberto, Anna Recasens, Sofía Balbontín, Matthias Neumann, Sena Aydin, Yolanda de los Bueis, Jordina Roca, Christos Papasotiriou i Carolina de la Cajiga; Zsofia Szonja; Raphael Daibert; In-Dialog Collective con la participación de José Pablo Parra y Mila von Chobiak desde el Máster de Arte Sonoro (UB) ; Anne Fehres y Luke Conroy; Martí Madaula; Banu Çiçek Tülü; John Grzinich; Dynamische Akustische Forschung (Investigación Dinámica Acústica), Marta Azparren y Pablo Martin Jones y el proyecto Voices con la participación de los alumnos del Máster de Arte Sonoro (UB), del Máster de Investigación en Arte y Diseño (herramienta- UAB) y del asignatura Taller Creación del grado en Bellas Artes (UB).
Sounds of our Cities es un proyecto de cooperación cultural en el cual participan la Ciudad de Roeselare (BE), Dear Hunter (NL), la Universidad de Aalborg (DK) y Idensitat (ES). Co-financiado por el programa Creative Europe
